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La Buga del Loco, donde no querrás salir

LA BUGA DEL LOBO

Situado entre El Rastro, Atocha y Embajadores, Lavapiés es uno de los barrios más antiguos de Madrid, y el de más solera. Un auténtico laboratorio de convivencias, en sus calles se respira una mezcla de colores, sabores y olores de todo el mundo. Y por eso nos sentimos tan a gusto en él. El ambiente en Lavapiés refleja la filosofía que siempre nos ha guiado: El sol sale para todos.
En la calle Argumosa, conocida como el Paseo Marítimo de Lavapiés, el muelle nº. 11 pertenece a La Buga del Lobo.
Repleta de terrazas, árboles y un apacible ambiente dominguero, la calle Argumosa es el nuevo centro gastronómico de Lavapiés, donde encontrarás lo mejor de la comida internacional, además de las clásicas tabernas locales.
Estamos aquí desde el año 2002 ofreciendo una mezcla entre comida caribeña y española, de miercoles a lunes, desde las 12 de la mañana hasta las 2:30 de la madrugada
SENSUAL Los coloristas murales, obra de Camuñas, aportan aire tropical al nuevo espacio multifuncional
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En la noche de Madrid, se puede ver a lo lejos un bar lleno de colores, música de todos los estilos, desde Andres Calamaro hasta, Ivan Ferreiro, con una buena carta de cervezas, Hendricks a la vista, tiene ese encanto para disfrutar horas en la barra mientras te pedís otra cervezita  y con la magia de Lavapiés , que tiene ese encanto de un barrio madrileño, uno de los mas antiguos y lo mas concurridos para cenar unas tapas, comer unos buenos mariscos. La noche recién empieza y la Boca del Lobo tiene mas de una opción para te sientas como tu casa, sin importar desde cuan lejos vengas.

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SE INAUGURA EN LAVAPIÉS EL HERMANO PEQUEÑO DE LA BOCA DEL LOBO
A lo largo de siete años, el club La Boca del Lobo ha sido un referente indiscutible de las noches madrileñas. Situado en la calle Echegaray, el local comandado por el inquieto Javi Alimaña ha conseguido durante este tiempo mantener una programación de conciertos, sesiones de Dj’s, exposiciones e, incluso, crear su propio festival de cortometrajes, que debería servir de modelo para algunos empresarios nocturnos, que se conforman con surtir de copas al personal sin más reclamo que paredes mal pintadas.
A pesar de los problemas con el Consistorio (con un par de clausuras temporales a su espalda), su responsable no se ha arredrado y desde hace un mes ha redoblado sus esfuerzos al abrir un loca 1 hermano en el barrio de Lavapiés.
Bajo el nombre de La Buga del Lobo, este nuevo espacio pretende seguir la senda cultural y un tanto con un estilo totalmente propio marcada por su predecesor, aunque forjando su propio hueco en un horario menos noctámbulo. Y el resultado ha sido una mezcla sui generis de taberna castiza, informal restaurante caribeño y centro cultural abierto a cualquier propuesta.

Lo que pretendemos es crear una fusión entre el Caribe y Castilla y León», afirma su propietario. La parte tropical la ponen los coloristas murales de sus dos plantas (obra del pintor Camuñas) y la denominación del local, un guiño nostálgico a un viejo hotel de Guatemala, ya desaparecido, que hace años regentaron el propio Javi y sus socios. La porción castellano-leonesa viene dada por su especialización en setas de temporada y vinos jóvenes de la tierra. Durante la próxima primavera completarán su propuesta con un segundo inmueble (también en el número n de la calle Argumosa), que se convertirá en una galería de arte por la que pasarán exposiciones de fotografía, pintura o escultura, además de servir como espacio para presentaciones.

 

Siete años después de inaugurar La boca del lobo, un local que cuenta en su haber con tantos cerrojazos consistoriales como inquietudes culturales, el inquieto Javi Alimaña ha decidido ampliar su espectro de actividades con La buga del lobo, un bar de primera hora que acaba de abrir sus puertas sobre el solar donde antaño se alzara el Andorra, a la entrada de lo que ya se ha dado en conocer como la Costa Argumosa -que podría definirse perfectamente como ese lugar, mezcla de casticismo callejero y periferia taiwanesa, por donde la florista jamás se atrevería a pasear con sus nardos-. Para él, la intención está muy clara: se trata de seguir la senda iniciada desde el local precedente pero con un horario algo menos canalla, dando a sus parroquianos la oportunidad de tomar unas raciones de setas (trabajan doce tipos diferentes) o cualquier otro producto de procedencia soriana, regado por alguno de los treinta y cinco vinos jóvenes que componen la carta de la casa.
Según asegura Javi, lo que se pretende es fusionar el Caribe con Castilla y León en un complejo abierto a cualquier propuesta, que pronto se verá ampliado con la adquisición del inmueble contiguo, donde la próxima primavera tiene previsto estrenar una galería de arte. Cuando se haya culminado este proyecto La Buga del Lobo se habrá transformado en un centro alternativo que, sin duda, servirá para potenciar el carácter cultural de la zona en que se ubica -no en vano Javi ha conseguido implantar en su homólogo de la calle Echegaray una de las programaciones nocturnas más activas de Madrid, incluyendo un festival de cortometrajes que le ha costado sangre, sudor y lágrimas-.
Hoy por hoy, sin embargo, su clientela debe conformarse con la barra y una zona de mesas colocadas con mejor voluntad que disposición. A caballo entre la tasca de barrio y el restaurante carioca, el toque exótico lo aportan los murales que recubren sus paredes, obra del pintor Camuñas, así como el nombre de la casa, alusión a un hotel guatemalteco del que este empresario guarda entrañables recuerdos.
Texto: Álvaro López del Mora

Quiero que me llamen!
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